50 años después de la legalización del aborto, en las sociedades occidentales se ha llegado a una situación en la que:

* Hay información suficiente y disponible sobre lo que es un aborto provocado: acabar con la vida de un ser humano indefenso.

* La mayor parte de la sociedad opina que la voluntad de la madre tiene más valor que la vida de su hijo no nacido y que quien opina lo contrario es un intolerante que va contra los derechos de las mujeres.

* Salvo en Estados Unidos, las iniciativas pro-vida parecen muy lejos de alcanzar un apoyo social mayoritario. En Estados Unidos la opinión se divide entre los estados costeros (mayoría pro-aborto) y los estados centrales (mayoría pro-vida), lo que puede tener consecuencias inmediatas si se derogase la sentencia Roe vs Wade. A nivel nacional, encuestas como las publicadas por el Pew Research Center o el diario conservador Wall Street Journal en junio de 2022 muestran que la mayoría de los estadounidenses son partidarios de que el aborto provocado sea legal.

* El ciudadano pro-vida vive en una situación comparable a la que podría experimentar un ciudadano anti-esclavista que viviera en un estado del sur de Estados Unidos antes de 1861: tiene la sensación de convivir con una enorme injusticia que lejos de ser silenciada socialmente, se celebra.

* ¿Qué estrategia debe seguir el movimiento pro-vida? Conocer la trayectoria del movimiento principal, el estadounidense, muestra sus diferencias y su polarización.

A continuación destacamos algunas de las iniciativas pro-vida que nos parecen más relevantes y acertadas del mundo con el objetivo de que sirvan de inspiración para crear más y mejores respuestas a la injusticia de los abortos provocados.